La arquitectura andaluza

Se puede hablar, sobre todo en ciertas épocas, de un estilo artístico propio de Andalucía; su más importante característica es un eclecticismo basado en la gran capacidad de absorción, transformación y síntesis que ha logrado el pueblo andaluz con el paso continuo de invasores. De esta forma, junto a una étnica compleja, en Andalucía las diversas corrientes artísticas, procedentes de Occidente o de Oriente, han sido transformadas en el crisol andaluz adquiriendo un carácter peculiar, en el que el contraste entre la exaltación de las formas decorativas y la simplicidad de las estructuras es su principal característica.

Desde la edad media a la actualidad la arquitectura andaluza ha pasado por grandes momentos en los que su escuela ha sido cuna de civilizaciones y estructuras en las que lo que vale para los edificios religiosos son válidos para los seglares. Así, los arcos califales que se pueden ver en la mezquita de Córdoba forman parte de las casas y palacios de la época, las ventanas que llenan las torres y mezquitas se construyen en casas y casapuertas.

Historia de la Arquitectura Andaluza

Sarcofagos fenicios. Arquitectura Andaluza. AndaluciaDe los pueblos tartessos, cartagineses y fenicios no han llegado a la actualidad edificios en estado de conservación válida para su estudio, pero de esta época son ciudades y enclaves en los que la estructura andaluza de la época venía regida por los pueblos conquistadores.

Quedan múltiples restos en ciudades como Cádiz, en cuyo museo se puede ver el sarcófago fenicio más antiguo que se conoce en Europa, del siglo III a.C. o el Tesoro del Carambolo del pueblo tarteso, sobre el siglo V-III a.C. que puede visitarse en el aljarafe sevillano, tesoro de un riquísimo oro y una orfebrería impresionante y desconocida para la época.

El pueblo romano dejó grandes ciudades de las cuales han llegado a nuestra época Itálica, y Baelo Claudia, por destacar algunas, en las que se puede ver la arquitectura típica de la época con grandes templos y calles bien delimitadas, así como casas y mosaicos imponentes que cubrían los suelos de las mansiones de los patricios.

Anfiteatro romano de Itálica. Sevilla

La dominación visigoda continuó, en tono menor, la grandeza del arte romano de esta región. Del s. VI son los restos de un templo con baptisterio en San Pedro de Alcántara (Málaga), de gran interés arqueológico y relacionado con otros monumentos del norte de África. Uno de los más importantes conjuntos de orfebrería de esta época encontrados en España es el tesoro de Torredonjimeno.

Mezquita de Córdoba

En la época musulmana, Andalucía logra uno de sus momentos artísticos más felices, perdurando el recuerdo en la arquitectura popular de Andalucía hasta los momentos actuales. Córdoba se convertirá en una de las ciudades más ricas en monumentos durante los siglos IX y X, destacando su mezquita. Si ésta es la obra maestra del periodo califal, la Giralda de Sevilla lo será del almohade y la Alhambra de Granada del periodo nazarí. Mas aparte de estos monumentos, son testimonio de la pasada grandeza musulmana las mezquitas de Sevilla y Almería, los palacios de Medina-Azahara en Córdoba, las alcazabas de Granada, Málaga y Almería y las rojas murallas del conjunto histórico artístico de Niebla. Junto con esto, marfiles, telas, joyas, cerámicas y vidrios nos sirven para reconstruir el pasado islámico de Andalucía.

Alhambra de Granada

La conquista de Andalucía por los castellanos supone un salto atrás en el esplendor árabe y hace que el románico no se asiente en esta zona, lugar de múltiples batallas que impedían la arquitectura seglar y religiosa.

Por el contrario, el gótico toma una gran preponderancia en los siglos XIV y XV. Unas veces se combina con el mudéjar y otras aparece en su prístina pureza, como en la catedral de Sevilla (1402), uno de los mayores templos de la cristiandad, edificado sobre la planta de la antigua mezquita almohade y realizado por maestros nórdicos, que hicieron de ella uno de los edificios más europeos del gótico español. De fines del siglo es el último ejemplo cardinal del gótico de los Reyes Católicos: la Capilla Real de Granada. Dentro de la multitud de palacios góticos conservados en Andalucía destacan en Sevilla y Córdoba las reconstrucciones de sus alcazabas, donde -especialmente en la primera- triunfa un radical mudejarismo. En la escultura gótica de Andalucía existe una época de esplendor centrada a mediados del siglo XV en Sevilla, y cuyo principal artista es el bretón Lorenzo Afercadante.

Las más importantes pinturas conservadas en Andalucía dentro del estilo gótico internacional, son las de tema profano que adornan las tres bóvedas de la sala de los Reyes en la Alhambra. La central representa a varios reyes nazaríes, por lo que se las sitúan sobre el 1400; pero las más bellas son las laterales, con escenas de amor caballeresco.
El renacimiento, que se comienza a extender durante los primeros años del siglo XVI en el recién conquistado reino de Granada convierte las mezquitas en iglesias, por lo que la región atraerá a muchos arquitectos, entre los que destacan Machuca y Siloé. Pedro Machuca realiza el palacio de Carlos V de la Alhambra, con la más monumental fachada del Renacimiento español y el patio circular más sobrio y grandioso de todo el manierismo arquitectónico. Pero fue el burgalés Diego de Siloé quien forma la más importante escuela andaluza de arquitectura, alcanzando con la construcción de la catedral de Granada, fama imperecedera. Las catedrales de Málaga y Guadix, junto con otros edificios como la cabecera de la iglesia de S. María de Ronda, siguen de cerca las estructuras de la catedral granadina. En estrecho contacto con el estilo del arquitecto burgalés se halla la escuela jiennense, en la que destaca Andrés de Vandelvira, que realizará la catedral de Jaén, la iglesia del Salvador y el Hospital de Santiago, en Úbeda.

En Sevilla, a pesar del esplendor conseguido gracias al comercio de Indias, no se logra la creación de una genuina escuela arquitectónica. Sin embargo, se realiza en estos momentos un conjunto, bello y heterogéneo, de edificios renacientes. La mayor parte de ellos debidos a artistas no andaluces. Así, el vallisoletano Diego de Riaño levanta el Ayuntamiento, dirigiendo su construcción durante breve tiempo y continuándola el vasco Martín de Gainza, al que se debe la dirección de las obras decorativas, que hacen de este edificio uno de los más suntuosos del plateresco. Suya es también la Capilla Real de la catedral. Culmina el Renacimiento sevillano con la erección de la Lonja, hoy Archivo de Indias, en la que el rígido estilo herreriano se enriquece en la fachada con la combinación del ladrillo y la sillería. En contraste, en algunos palacios sevillanos como en el de las Dueñas y la Casa de Pilatos, se conjuga el Renacimiento con un delicioso mudejarismo; así, sobre columnas y capiteles marmóreos de labra genovesa, se alzan arcos de tradición musulmana y zócalos de azulejos trianeros recorren las paredes, mientras los techos se cubren con artesonados moriscos. Posiblemente avanzado el siglo se realiza por un autor desconocido la ovalada y movida sala capitular de la catedral.
Sevilla.

En Córdoba, lo mismo que en Granada, la escuela arquitectónica es homogénea, formada por la familia Hernán Ruiz, de origen burgalés. Hernán Ruiz I (m. 1547) es aún un arquitecto goticista y su obra maestra es la catedral (1523) que realiza dentro de la mezquita; las formas renacientes se hacen exuberantes en ellas, contrastando con la simplicidad de las estructuras musulmanas. La obra maestra de Hernán Ruiz II (m. 1569) es la iglesia del Hospital de la Sangre de Sevilla; pero es el delicioso campanario, con que se remata en 1586 el viejo alminar almohade, su construcción más conocida, por la estatua giratoria de la Fe que la corona, recibe el nombre de Giralda. El último artista de la estirpe que mantiene el mismo nombre de los anteriores, reviste el minarete de la mezquita cordobesa, a causa de amenazar ruina; en esta torre se perciben fuertes influencias escurialenses y con ella se pone punto final a las renacentistas, pues en 1604, al morir Hernán Ruiz III, el barroco comienza a surgir en España.

Las primeras obras escultóricas del Renacimiento que aparecen en Andalucía son producto de importación italiana. El principal artista que envía gran cantidad de esculturas y monumentos funerarios completos a la Península, y de modo especial a Andalucía, es Domenico A. Fancelli de Settignano, que realiza el sepulcro del arzobispo Hurtado de Mendoza en la catedral hispalense y el lujoso de los Reyes Católicos en su capilla de la catedral de Granada. Otros escultores que envían sus obras a Andalucía son los Gazini y los Aprili, artífices de varios sepulcros labrados en Génova y enviados a Sevilla por mar; entre los más bellos destacan los de los padres del primer marqués de Tarifa, hoy conservados en la iglesia de la Universidad; están firmados por Pace Gazini y Antonio María Aprili de Carona. Un famoso escultor florentino y condiscípulo de Miguel Ángel, Pietro Torrigiano, realiza importantísimas esculturas en Sevilla, como la Virgen con el Niño y San Jerónimo, hechas de barro cocido. En Granada trabajó Jacopo Florentino, el Indaco, cuya obra más conocida es el Santo Entierro del Museo Provincial. No solamente acuden a Andalucía escultores italianos; en Sevilla trabaja en la primera mitad del s. XVI un francés, Miguel Perrin, autor de los grandes relieves de la Adoración de los Reyes y de la Entrada de Jesús en Jerusalén, así como de las estatuas que encuadran estos relieves en las portadas orientales de la catedral, que siguiendo la tradición sevillana fueron realizadas en barro cocido; estas obras datan de 1519; más tarde se traslada a León y Santiago de Compostela.

Flamenco, en cambio, es Roque Balduque, cuyas Vírgenes con el Niño son obras llenas de un especial encanto, creando un tipo definido; destacan entre ellas la del Hospital sevillano de la Misericordia (1558); en la Colegiata de Osuna existen obras suyas en la que sobresale un pequeño y delicioso retablo. Uno de los pocos españoles que forman escuela en Andalucía, durante el siglo XVI es el castellano Bautista Vázquez (m. 1589), autor de los relieves clasicistas de la sala capitular de la catedral sevillana (1581-86); en Granada existen obras dentro de su estilo, destacando el gran retablo de San Jerónimo, debido a diversos autores. Con él comienza una escuela auténticamente andaluza de escultural que fructificará en el siglo siguiente. Entre estos paladines del manierismo andaluz destaca Pablo de Rojas, principal artífice del citado retablo y maestro de Martínez Montañés
Sepulcro de Cristóbal Colon. La grandiosa tumba, hecha para la catedral de La Habana a finales del siglo pasado, se trasladó a la catedral sevillana tras la independencia de Cuba.

Sepulcro de Cristóbal Colon. La grandiosa tumba, hecha para la catedral de La Habana a finales del siglo pasado, se trasladó a la catedral sevillana tras la independencia de Cuba. 

El barroco, que en los primeros momentos conserva un sentido clasicista en Andalucía, va a tomar formas propias en esta región conforme avanza el siglo XVII. En Granada, Alonso Cano, que cultivó las tres artes, fue quien primeramente creó una importante escuela, la escuela granadina, cuyos influjos se extienden por las regiones próximas, siendo ello decisivo en el desarrollo del barroco arquitectónico andaluz. La segunda etapa del estilo comienza en Sevilla a fines del siglo XVII con las obras del fecundo Leonardo de Figueroa, cuya personalidad artística culmina en la creación del Colegio de San Telmo de 1722; Antonio Matías de Figueroa realiza la bellísima iglesia de la Palma del Condado, donde se incurvan las molduras con característico ritmo barroquista; con ellos los edificios sevillanos se revisten de yeso, piedra blanca y ladrillo vitolado (brillante), volviéndose a la tradición bícroma musulmana; estos artistas influyen de un modo decisivo en la arquitectura popular de Andalucía la Baja, ya que aun en tiempos actuales se siguen construyendo en las ciudades y pueblos dentro de la línea marcada por ellos. En 1729, Vicente Acero inicia en Cádiz, a la sazón el puerto principal del comercio con América, la última gran catedral española. En Córdoba y Granada, Hurtado Izquierdo y sus discípulos realizarán importantes construcciones, entre las que destaca el Sagrario de la Cartuja granadina y la sacristía, donde se consiguen efectos originales al aplicarse a la decoración barroca la técnica de las yeserías musulmanas.

El maestro que abre la etapa cumbre de la escultura sevillana es Juan Martínez Montañés; su arte clasicista y reposado influye no sólo en los escultores, sino también en los pintores del momento. Su discípulo más importante es Juan de Mesa. José de Arce, en cuyo apostolado de la Colegiata de Jerez se hace más patente el barroquismo, abre una nueva etapa. Sin embargo, con quien se llega al paroxismo del movimiento y de lo gesticulante es con Pedro Roldán . En Granada, Alonso Cano será el iniciador de una escuela escultórica en la que destacarán Pedro de Mena y José de Mora , que junto con sus familiares Diego y Bernardo realizará una escultura más vibrante que las de Cano, aunque a veces decaiga la técnica, siendo el precedente de las obras que Duque y Cornejo realizará en el s. XVIII, en esta ciudad y en Córdoba.
Mas información: Enciclopedia GER, Tesoro de Carambolo.

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